La compañía brasileña, involucrada en un
gigantesco caso de corrupción en Brasil, construirá una represa que
inundará poblados de Amazonas y Cajamarca, una extensión equivalente a
tres veces San Isidro, y desplazará a mil personas. Estudio de Impacto
Ambiental presentado por su subsidiaria en Lima fue observado
inicialmente por el Ministerio de Energía y Minas, pero luego fue
aprobado a pesar de que no detallaba montos de inversión destinados a la
reubicación de familias afectadas y a las evidencias de los impactos
sobre la cuenca del Marañón y el Amazonas. Odebrecht tiene la concesión
de otros proyectos hidroeléctricos en la zona.
El
miedo tiene la forma de una gran inundación en la frontera de Cajamarca
y Amazonas. No son las lluvias las que aterran a los ronderos y
agricultores de la región nororiental del Perú, sino una gigantesca
represa que sumergirá campos de cultivo, casas y escuelas de once
poblados. En este remoto lugar de escarpados paisajes y montañas
atravesadas por el caudaloso río Marañón, la compañía Odebrecht,
involucrada en escandalosos actos de corrupción en Brasil, ha proyectado
construir Chadin II, una megahidroeléctrica de 175 metros de altura que
inundará 32 kilómetros cuadrados de una superficie equivalente a 10
veces el tamaño del Central Park de Nueva York y tres veces el distrito
limeño de San Isidro. Mil personas tendrían que dejar sus hogares en
nombre de la imparable demanda energética.
Chadin II es uno de los 20 proyectos hidroeléctricos en la cuenca del
río Marañón que en abril del 2011, apenas tres meses antes de que
culminara su gobierno, el expresidente Alan García declaró de interés
nacional a través de un decreto supremo. La norma se basaba en estudios
técnicos de hacía más de 30 años y formaba parte de la entonces agenda
gubernamental para priorizar la exportación de energía al Brasil. Sin
embargo, fue en el gobierno de Ollanta Humala, que el Ministerio de
Energía y Minas (MEM) otorgó a la compañía AC Energía –subsidiaria de
Odebrecht creada en Lima en el 2012- la concesión definitiva y aprobó su
Estudio de Impacto Ambiental (EIA).
El embalse inundará 32 kilómetros cuadrados de una superficie equivalente a 10 veces el tamaño del Central Park de Nueva York y tres veces el distrito limeño de San Isidro.
En la cuenca del Marañón, además de Chadin II, Odebrecht tiene otros
dos proyectos con estudios de impacto ambiental en marcha: Rio Grande I y
II, con impactos ambientales y sociales irrreversibles, y cuyo
embalse -de construirse- desplazaría a otras 3.000 personas.
Odebrecht es uno de los mayores y más polémicos proveedores del Estado: muchas de sus obras presentan cuestionados sobrecostos. Sus
negocios en el Perú se remontan a 1979, pero es a partir de los 90
cuando sus inversiones se incrementan. Desde entonces, han realizado 65
proyectos: las centrales hidroeléctricas Charcani V (Arequipa), San
Gabán (Puno) y Cañón del Pato (Ancash); el proyecto Chavimochic (La
Libertad) y en los últimos años, el millonario y cuestionado proyecto de
irrigación Olmos (Lambayeque) junto con el Metro de Lima. Además tiene
en marcha la construcción del gasoducto surandino que recorre la
amazonía de Cusco, atraviesa los Andes y llega a la costa del Perú; la
extensión de la vía Costa Verde-Callao y otros tres proyectos de
infraestructura portuaria.
Impactos. Hay 19 sitios arqueológicos que serán afectados. El EIA dice que serán protegidos, pero no hay presupuesto al respecto. FOTO: José Serra
LOS DESPLAZADOS
La megahidroeléctrica de la subsidiaria de Odebrecht afectará a la
población de seis distritos (Chumuch, Cortegana, Celendín, Pisuquia,
Ocumal y Cocabamba), ubicadas en tres provincias (Celendin, Luya y
Chachapoyas) de dos regiones: Cajamarca y Amazonas. El punto débil de
Chadin II -al margen de las protestas de las rondas campesinas y las
agrupaciones locales de la zona- radica en su polémico Estudio de
Impacto Ambiental, aprobado por el MEM en febrero del 2014.
En setiembre del 2013 el Ministerio de Energía y Minas realizó 161 observaciones al EIA
de Chadin II, elaborado por la consultora AMEC Perú. El megaproyecto
brasileño no detalla presupuesto para los impactos sociales, ni planes
de prevención contra los impactos que el gran embalse tendría sobre el
río y las comunidades indígenas amazónicas Awajún y Wampis, ubicadas
aguas abajo y cuya dieta en proteínas depende en parte del río Marañón.
Además, establecía solo un 0.25% de su inversión para planes ambientales
cuando estándares internacionales, como los del Banco Mundial,
recomiendan más del 3%.
Luego de analizar el EIA, José Serra, ingeniero eléctrico con
experiencia en el desarrollo de centrales hidroeléctricas y en el
impacto que estas generan, concluyó para OjoPúblico,
que la empresa brasileña no contempló un presupuesto para la reubicación
y adaptación de los desplazados con su nuevo entorno. Además, el
presupuesto que Odebrecht previó para el manejo ambiental de Chadin II
resulta también insuficiente. “Para este tema la empresa ha previsto 4,2
millones de dólares (0.25% de la inversión total), pero si hacemos un
cálculo de acuerdo a la mejor práctica del Banco Mundial, la inversión
socioambiental mínima que debería hacer es de 58 millones de dólares, es
decir el 3,4% de la inversión total”, coincide el ingeniero.
Rechazo. El área de influencia directa de Chadin II alcanza a seis distritos de Amazonas y Cajamarca. Ronderos y organizaciones locales rechazan el proyecto y demandan diálogo.
IMPACTO SOBRE BIODIVERSIDAD
Si se inunda gran parte de la cuenca, los impactos sobre la
biodiversidad que alberga serán devastadores pues se interrumpirán los
sedimentos que el Marañón arrastra hacia el Amazonas. “No sabemos cuál
será el impacto de Chadin II y Veracruz [otra hidroeléctrica, pero en
manos de la peruana Compañía Energética Veracruz, que se construye aguas
arriba] en la población indígena awajún. Tampoco conocemos su impacto
en la Reserva Natural Pacaya Samiria, de muy alta biodiversidad y
productividad ictiológica”. Nada de eso, según Serra, se menciona en el
EIA de Chadin II.
Los proyectos Rio Grande I y II inundarían un área de 38 kilómetros cuadrados, mucho más que Chadin II
Pedro Gamio, exviceministro de Energía, también cuestionó la
construcción de hidroeléctricas con gigantescos embalses en la Amazonía.
La impresión del exfuncionario del Estado y actual consultor en temas
energéticos, es que con la desaceleración económica del Perú y la
corrupción destapada en Brasil, la presión para seguir construyendo
represas podría diluirse, aunque considera que insistir con la
construcción de las 20 hidroeléctricas en el Marañón destruirá la
cuenca, desplazará a cientos de familias y generará un nuevo conflicto
para el país.
“Se han enviado cartas al gobierno, pero las quejas aún no son
atendidas”, advierte Socorro Quiroz, integrante de la Asociación por
Defensa de la Vida. Ella dijo que en las zonas afectadas viven más
personas de las que identificó el Censo del 2007, fuente que cita y usa
Odebrecht. También contó que en los últimos meses trabajadores de la
empresa están ingresando a las comunidades sin autorización. “Tienen la
concesión, pero no la licencia social. Aquí la mayoría no quiere la
represa y menos de la mano con una empresa que tiene la reputación por
los suelos. La gente aquí no quiere vender sus tierras ni ser reubicados
porque su subsistencia depende de estos territorios”, dijo Quiroz.
Consultado sobre el tema, el representante de Odebrecht y gerente general de AC Energía, Erlon Arfelli, contó a OjoPúblico que
según sus estudios no todas las 1.000 personas afectadas viven en las
zonas que serían inundadas, “hay otras que tienen propiedades o
posesiones pero no viven ahí, hay otras que trabajan, o alguna vez han
trabajado en esa zona”. La reubicación contempla “distintas formas de
compensación a los propietarios o posesionarios”, desde la compra de
tierras, compra asistida o reasentamiento”, indicó el alto funcionario
brasileño, quien aceptó que antes de iniciar la construcción de Chadin
II se deberá llegar a acuerdos con la población local.
LOS OTROS PROYECTOS DE ODEBRECHT: RIO GRANDE I Y II
En Perú Odebrecht tiene cinco proyectos de hidroeléctricas en la
cuenca amazónica, además de Chadin II: los proyectos Rio Grande I y II
en el Marañón, Chaglla, en Huánuco (con su subsidiaria Empresa de
Generación Huallaga y cuya obra es financiada por el BNDES- Banco
Nacional de Desarrollo de Brasil) y tiene la concesión definitiva de
Belo Horizonte (Compañía Energética del Centro que le compró a la minera
Volcan en junio del año pasado).
Rio Grande I y II, también se desarrollan en el Marañón, pero están
en una etapa distinta: tienen estudios de impacto ambiental en marcha,
aunque desde ya se estiman consecuencias sociales irreversibles debido a
que el embalse inundaría un área de 38 kilómetros cuadrados (superior a
Chadin II) y desplazaría a 3.000 personas de la zona.
Sin paisajes. La hidroeléctrica embalsará las aguas del río Marañón y construirá una presa de 175 metros de altura. Foto: Rocky Contos
Un informe de la ONG International Rivers determinó el año pasado que
si se construyeran las 20 represas promovidas por el expresidente
García en el 2011 los embalses inundarían el 80% del río Marañón. Un
reporte del Congreso del 2011
estableció que las tierras que ocupan las comunidades nativas y
campesinas en dicha cuenca representan el 27% de la superficie del área
de influencia. El ingeniero José Serra reconoce la capacidad
hidroeléctrica del Perú, pero sostiene que estas “no deben desarrollarse
en zonas ubicadas por debajo de los 1.000 metros sobre el nivel del
mar, nada en la selva baja”, para evitar daños ambientales severos.
El representante de Odebrecht declaró que dentro de unos 60 meses
iniciarían la construcción de la hidroeléctrica. Una vez que “se
terminen los estudios de ingeniería y se haga el cierre financiero del
proyecto”, dijo. La tensión en el Marañón -río bautizado como “La
Serpiente de Oro” por el escritor Ciro Alegría- es permanente. En los
últimos meses alrededor de 20 ronderos han sido denunciados por
secuestro luego de que detuvieran a trabajadores de Odebrecht en la
zona. Los últimos reportes de la Defensoría del Pueblo reconocen un
conflicto por Chadin, pero advierten la ausencia de diálogo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario