Rechaza al proyecto Conga.

¡ IMPONER EL PROYECTO MINERO CONGA SIGNIFICA ENTREGUISMO, SAQUEO, CORRUPCIÓN Y ATENTADO CONTRA NUESTRA SOBERANÍA !. ¡ EL PUEBLO DIGNO EN LAS CALLES OTRA VEZ, LA LUCHA ES EL CAMINO EN DEFENSA DE LA VIDA Y EL MEDIO AMBIENTE!

lunes, 2 de abril de 2012

Rol de los Frentes de Defensa en la lucha ambiental en el Perú.



La situación política en el Perú actual, las luchas populares y el rol de los Frentes de Defensa.

El evento que hoy nos convoca tiene una doble importancia: primero, nos permitirá sistematizar las experiencias de lucha de los pueblos del Perú, principalmente de los del interior del país, para enfrentar la voracidad de las transnacionales que, con nuevas modalidades jurídico-empresariales, están saqueando nuestros recursos naturales y sobreexplotando los trabajadores; segundo, nos servirá para reafirmar nuestra posición clara y firme ante la inminencia de una decisión gubernamental favorable al Proyecto Conga de la Newmont-Yanacocha. Ambos significados están ineludiblemente relacionados, pues no es posible asumir la defensa de la cabecera de cuenca del Conga sin tener en cuenta las numerosas luchas que se vienen dando en lo que va del siglo XXI a lo largo y ancho del país.

Nos espera, sin lugar a dudas, un gran reto para que nuestra lucha siga el derrotero de la defensa de la soberanía nacional, de los recursos naturales, la dignidad nacional y nuestro derecho a organizarnos para ser escuchados por quienes gobiernan el Perú actual.


La crisis del mundial del capitalismo y de su modelo neoliberal pretende ser revertido a costa de los pueblos y sus recursos naturales.

Los países denominados del “primer mundo”, encabezados por la superpotencia imperialista gobernada hoy por Barack Obama, además de imponer a sus propios pueblos y a sus trabajadores ajustes económicos y sociales para seguir garantizando las tasas de ganancia de unos cuantos empresarios que manejan los negocios y la economía mundial, se han trazado el objetivo de asegurar más su presencia en los países llamados emergentes para seguir abasteciéndose de materias primas, fundamentalmente de los productos mineros e hidrocarburos.

Las invasiones que viene realizando Estados Unidos y las que prepara para el futuro inmediato son parte de ese objetivo estratégico de apoderarse de los recursos energéticos, petróleo y gas, mientras, al mismo tiempo, sus transnacionales presionan para apoderarse de las tierras y las aguas dulces con fines de producir biocombustibles en gran escala.  En este sentido, el intento de la venta de las tierras amazónicas por el reciente gobierno aprista fue una de las avanzadillas de las transnacionales que fue eventualmente derrotada en el 2009, como lo fue también el proyecto aprista del trasvase de las aguas, supuestamente “excedentes”, de los ríos Marañón y Huallaga. Para las transnacionales de  las finanzas, los negocios y la industria no existe ningún obstáculo si se trata de seguir ganando más y más aunque sea a costa de los intereses nacionales de sus propios socios regionales, como es el caso de los grandes de la zona Euro que dicen ayudar a Grecia, Portugal, Italia y España con el otorgamiento de nuevos créditos que servirán para que esos países les paguen la deuda sacrificando más a los asalariados, pensionistas y restringiendo los gastos estatales en Educación, Salud y Seguridad Social: ni más ni menos la misma receta neoliberal que nos enviaron Inglaterra y Estados Unidos a los latinoamericanos desde fines de la década de los años 80 del siglo XX.

Transnacionales, como la Telefónica, cuyas ganancias en Europa han disminuido por la crisis, se han propuesto aumentar sus inversiones en nuestros países latinoamericanos donde sus ganancias siempre han sido cuantiosas.  Coincidentemente, en la reciente reunión de los más ricos del mundo, algunos gobernantes de los países pobres que asistieron con mucha alegría al evento de Doha, como el Perú, cual fieles servidores de los dueños del mundo, pusieron  su respectivo país a disposición de las inversiones de las transnacionales, como si estas fueran las salvadoras de nuestros pueblos.

El neoliberalismo en el Perú sigue su trayectoria antinacional y antipopular.

Con mucha sabiduría nuestro pueblo ha logrado derrotar políticamente en el año 2011 a toda la derecha neoliberal, pero fundamentalmente a su ala más extremista y corrupta, el fujimontesinismo.  El apoyo a la candidatura del actual presidente de la república, Ollanta Humala, ha tenido ese significado fundamental.  Si un gran sector de ese pueblo que se jugó y votó por el actual presidente pueda haber creído que este representaba realmente la “gran transformación” por la que han luchado siempre los sectores progresistas de nuestra patria, y por los que seguimos y seguiremos luchando, se ha equivocado, no debe ser motivo de vergüenza alguna, pues los pueblos, en su lucha por su liberación,  van cosechando victorias y derrotas.  Por lo demás, quien debería de tener vergüenza es aquel que se traicionó sus promesas y engaño al pueblo que le dio la victoria.  Hoy estamos aquí, precisamente, porque esa traición merece la más enérgica respuesta de quienes defendemos la dignidad del país y estamos comprometidos con la lucha por la verdadera transformación de nuestro país. 

Es ya irreversible la opción neoliberal que ha adoptado el gobierno del Presidente Ollanta Humala.  Esperar que en algún momento reasuma su programa de campaña no pasa de ser un triste “sueño de opio”, como creer que la historia está hecha de buenas intenciones.

Las transnacionales, que vienen acentuando su dominio en el Perú desde hace más de 20 años como la continuidad del dominio de los enclaves y monopolios extranjeros a lo largo de toda la vida republicana, siguen siendo las que determinan la orientación de la economía nacional.  Por algo está en el Ministerio de Economía y Finanzas el señor Luis Castilla, tecnócrata al servicio de las transnacionales, del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional.  Viene ocurriendo en el Perú con el presidente Humala como si hubiesen triunfado Keiko Fujimori, Pedro Pablo Kuzsinski, Alejandro Toledo y Luis Castañeda Lossio.  Basta decir que se ha recuperado el Lote gasífero 88 porque habría una expansión del uso doméstico del gas, para darnos cuenta que se busca confundir el supuesto nacionalismo con la explotación y comercialización de ese producto, que seguirán en menos de la misma transnacional.

En este contexto de continuismo neoliberal se produce la lucha actual por la defensa de nuestros recursos naturales, del medio ambiente, del agua y del derecho al desarrollo integral y sustentable de nuestros pueblos. El Conga es, por su actual repercusión y por su naturaleza de cabecera de cuenca, el símbolo de esa lucha y de enfrentamiento a una de las transnacionales más inescrupulosas que se ha instalado en Cajamarca. Por algo  la Newmont-Yanacocha viene gastando ingentes sumas de dinero, secundada por los barones peruanos de la gran minería, para “convencer” a los cajamarquinos y a los peruanos de su papel benefactor y de hacedora del progreso y desarrollo de la región.  Por lo mismo que el presidente Humala se haya pronunciado a favor del Proyecto Conga con su eufemística frase de “el oro y el agua”.

Los pueblos del Perú están demostrando que la defensa de la patria  se define hoy defendiendo los recursos naturales, como uno de los elementos de su lucha por un Perú nuevo dentro de un mundo nuevo, como lo señalara el Amauta José Carlos Mariátegui.

Los frentes de defensa siguen siendo los elementos más visibles de la unidad del pueblo.

Cuando el Perú asistía al desarrollo de un proyecto imperialista que para América Latina había trazado el gobierno del Presidente John Kenedy durante los años 60 del siglo pasado con la denominación atractiva de “Alianza para el Progreso”, cuyo objetivo fundamental era neutralizar la lucha revolucionaria que se convertía en una tendencia fundamental, en nuestro país, desde fines de esa década fueron surgiendo las primeras organizaciones populares que articulaban las luchas de los sindicatos que luchaban por los derechos de los trabajadores, de las barriadas que exigían servicios básicos en las ciudades, de los campesinos que buscaban mejores precios para sus productos, de los estudiantes que luchaban por educación gratuita; en fin, de pueblos enteros del interior del país para que el gobierno central les garantice agua potable, desagüe, luz eléctrica y carreteras para integrarse física y poblacionalmente.  Esta unidad en la lucha dio origen a lo que se denominaron los Frentes de Defensa de los Intereses del Pueblo, los FEDIP, organizaciones de frente único de genuino carácter democrático, una práctica de democracia directa de masas, deliberativa y ejecutiva.  Cajamarca fue una de las regiones donde los FEDIP se desarrollaron con mucha amplitud, con la presencia significativa de las rondas campesinas democráticas. 

Durante toda la década de los 70 y gran parte de los 80 los FEDIP se convirtieron en los referentes organizativos y de lucha del pueblo organizado.  Muchos no lo comprendieron o no quisieron comprender, pues consideraron que la central sindical era suficiente para la lucha.  Pero la fuerza que adquirieron los FEDIP llevo a la creación, a fines de los años 80, de la Asamblea Nacional Popular, fundada en Villa El Salvador, una de las barriadas más pujantes de Lima Metropolitana de aquellos tiempos. La visión sindicalista de aquella organización y el afán hegemonista de los partidos de izquierda que influían en su dirección, determinaron su fracaso inmediato.  Pero los pueblos siguieron impulsando los FEDIP, acuciados por las necesidades de la lucha, incluso adoptando denominaciones diversas pero con el mismo contenido de ser organizaciones de frente único.

En el momento actual, los Frentes de Defensa se han convertido en los referentes de la lucha por la defensa de los recursos naturales, del medio ambiente y del derecho al desarrollo social de los pueblos del Perú. 

Si en el pasado los Frentes de Defensa enfrentaban el aislamiento y el desprecio del gobierno central, hoy se organizan para enfrentar a las transnacionales y al propio gobierno central que ha hipotecado los recursos naturales y los hidrocarburos, convirtiendo al Perú en el centro de sus inversiones más rentables en el mundo.

El papel del los Frentes de Defensa en el momento actual es múltiple:
a)      Desde el punto de vista estratégico, forma parte de la lucha antimperialista de los pueblos del Perú, por tanto, de afirmación de la nación como proyecto inconcluso de nuestra república inconclusa.
b)      Desde el punto de vista táctico, de la lucha política actual, los FEDIP constituyen los elementos más dinámicos para la unidad del pueblo, de articulación de los sectores organizados para la lucha democrática y el ejercicio de una ciudadanía verdaderamente popular frente a la ciudadanía subordinada a las fuerzas políticas de la derecha y de cierta izquierda, cuyas prácticas clientelistas limitan la acción independiente de las masas.
c)       Desde  una visión programática, los FEDIP constituyen el baluarte popular de la lucha por la defensa de la vida del Planeta Tierra en el Perú, no ajenos a la misma lucha que los pueblos libran en Chile, Ecuador, Brasil, Costa Rica, México, Argentina, principalmente;
d)      Desde la perspectiva de la lucha del  pueblo peruano, los FEDIP representan la posibilidad de promover la unidad más amplia del pueblo en torno a los problemas concretos que requieren soluciones también concretas.

Las perspectivas de la organización y de la lucha de los frntes de defensa.

1.       No es posible enfrentar los problemas que enfrentan nuestros pueblos ante la ofensiva del neoliberalismo sin la presencia de los frentes de defensa, por tanto, su vigencia, su fortalecimiento y la preservación de su unidad son indispensables;

2.       La unidad del pueblo en torno a los FEDIP requiere de un programa que comprometa a las organizaciones integrantes, cuya representatividad debe garantizarse, pues nada más ajena al carácter democrático de esos organismos que el individualismo o la presencia con fines estrictamente electorales;
3.       El programa de los FEDIP surge de las actuales luchas y de los intereses de las masas organizadas: desarrollo integral y sustentable, educación y salud para todos, preservación y cuidado del medio ambiente frente a las transnacionales principalmente, cambios constitucionales o nueva constitución para garantizar los intereses nacionales.

4.       Hay que tomar los derechos del canon, sobre canon, regalías y las “obras de desarrollo” de las transnacionales y afines como elementos que sirven para justificar el saqueo de nuestros recursos naturales, cuya administración, hasta hoy, solo están sirviendo para seguir aceptando las condiciones que imponen los intereses imperialistas. 

Cajamarca, 30-31 de marzo del 2012.

 Por: José Ramos Bosmediano. Ex Secretario Nacional del SUTEP. Miembro de la RED SEPA Perú - Canadá.

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