02 1st, 2012
Por Peter Koening *
El Panel Intergubernamental para el Cambio Climático,
ganador del Premio Nobel de la Paz 2007, indica que el Perú es el
tercer país a nivel mundial, afectado por el cambio climático, siendo la
Sierra la región más vulnerable.
El
agua es el bien más precioso que tenemos en nuestra tierra. Para hablar
de Conga hay que poner la situación del agua en el Perú en su contexto y
en el contexto de la economía peruana.
La
Costa –la vertiente Pacífico– es un desierto, hoy ya rozando el estrés
de agua. El estrés de agua es la situación en la cual la disponibilidad o
carencia del recurso hídrico puede afectar negativamente la economía de
un país.
La reserva total de agua en el Perú es de 20,000 a 25,000 metros cúbicos (m3)
por persona por año renovable, una de las más altas en América Latina.
Pero oculta una distribución dispareja enorme entre las vertientes
Atlántica y Pacífica. Mientras que 97% de esta agua desemboca por la
Selva al Atlántico; solo 3% sale por la Costa. Esto significa solo unos 1,500 m3 por persona por año renovable, límite del estrés hídrico.
Sin
embargo, en la Costa vive un 60% de la población del Perú y la Costa
produce dos tercios del PIB agrícola del país, cultivos para alimentar a
los ciudadanos y para la exportación. Aunque la Costa es un desierto,
es un desierto muy fértil si está regado. La Costa es la principal
canasta de pan del Perú, pero ésta depende del agua.
No es una cuestión de agua u oro.
Conga,
el proyecto de mina de oro, sería fatal para el ecosistema y fatal para
el recurso hídrico que emane de este ecosistema y del país.
Conga
es una cabecera de cuenca y un ecosistema fantástico que se formó
durante millones de años y tiene un equilibrio hídrico perfecto, que
consiste en unas 80 lagunas prístinas, incluidas las lagunas en disputa,
Perol, Mala, Azul y Chica que estarían directamente afectadas por el
proyecto Conga y un área de más de 100 ha de humedales y bofedales que
reciben una precipitación anual promedio de unos 1,100 mm. Esta agua se
infiltra por padrones geológicos, también creados durante millones de
años, a acuíferos cientos de kilómetros abajo, alimentando ríos,
riachuelos, manantiales y pozos. Las
aguas de las cabeceras de las cuencas de Conga, Cerro Quilish y otros
cercanos alimentan dos tercios de la población de la Región de Cajamarca
con agua potable y riegan miles de hectáreas de agricultura,
alimentando la población y produciendo cultivos para la exportación. Antes había todavía la cuenca de Yanacocha. Pero ya no existe. El proyecto de oro de Yanacocha lo ha destrozado.
De
la misma manera se puede destrozar el ecosistema de Conga con su
equilibrio hídrico de un día a otro con una intervención humana, como lo
sería la implantación de una mina de oro. No hay solución técnica
aceptable, ni el sistema de socavón, porque un ecosistema, o la
naturaleza en general, incluido el ser humano, no se manejan con ciencia
lineal –lo que la economía neoliberal trata de imponernos– sino se
trata de vidas integrales que tienen su propia e imprevisible dinámicas.
De todos modos, las consecuencias de una intervención humana sería
desastrosa e irreversible.
El mejor ejemplo son los 20 años de operaciones de Yanacocha. En 1990 Yanacocha era una laguna prístina,
igual como son las cuatro lagunas perjudicadas de Conga y destinadas a
desaparecer. Hoy Yanacocha es un desierto y la laguna está seca. El
verdor a su rededor se convirtió en un paisaje muerto en menos de 20
años. Las aguas utilizadas de esta laguna se han envenenado -y continúan
envenenando a los campesinos, la fauna y flora- además del resto de la
naturaleza que fue tan bella.
Es incomprensible de ver Yanacocha hoy y querer hacer lo mismo con Conga.
¿Es
lo que el ciudadano peruano quiere? Creo que no. Pero es lo que unos
pocos políticos e interesados quieren, y pretenden que no hay
destrucción y que las aguas en estas lagunas no sirven para nada. Estas
malversaciones y mentiras son destinadas para lavar los cerebros de la
población.
No importa lo que diga el peritaje, el Gobierno ya dijo Conga va, sí o sí.
El peritaje dirá lo que le digan que diga. El Primer Ministro habla de
tres empresas internacionales que se ha elegido para esta evaluación del
Estudio de Impacto Ambiental (EIA) hecho por Yanacocha. El peritaje ni
siquiera es un EIA independiente, sino solo una evaluación de este tal
llamado EIA hecho por el primer interesado, Newmont.
¿Porque
el Primer Ministro no divulga los nombres de las tres empresas? ¿Por
qué no se dice cuál institución (bancaria internacional) las propuso?
¿Por qué los términos de referencia para este peritaje no se hacen
públicos? ¿Y por qué no hay una consulta pública a través una comisión
parlamentaria sobre los términos de referencia y la elección de la
consultoría internacional como debería ser el caso en una democracia? El
secretismo hace sospechar que los dados ya cayeron a favor de la mina.
Lo
que es cierto es que ni en el EIA de Yanacocha, ni en el famoso informe
del Minam que se perdió, hay una evaluación económica del agua, y
probablemente no esté previsto ni en el peritaje. El
agua que es tan escasa en la Costa, y arriesga de devenirlo aun más por
el cambio climático, tiene que tener un valor económico muchísimo más
alto que el oro. Porque agua es vida.
Yanacocha
usa cuatro veces más agua que la ciudad de Cajamarca con sus 250,000
habitantes. Cajamarca tenía agua en abundancia en 1990. Hoy sufre de
escasez hídrica, y recibe agua por promedio 2 horas al día, agua
altamente contaminada, excediendo por factores de diez y más las normas
de la Organización Mundial de la Salud (OMS), por acidez originada por
metales pesados, como cianuro y mercurio. Estos análisis son
disponibles. Las enfermedades y abortos prematuros, existen en
abundancia y son testimonio de una conducción y manejo minero totalmente
irresponsable. La expectativa de vida del minero trabajando en
Yanacocha es de menos de 40 años. Es la misma corporación que explotaría
Conga, la compañía norteamericana Newmont. El consumo promedio del
cajamarquino es de 50 litros por persona por día, comparado con 150
litros en Lima.
¿Quieren los peruanos otra experiencia como Yanacocha?
Hay
‘expertos’ vinculados a Yanacocha que dicen que el agua de las lagunas
no infiltra en los acuíferos porque hay capas de arcilla en las tierras
debajo de las lagunas. No hay ninguna prueba científica sobre esta
afirmación. Aunque fuese así, arcilla hay en todas las partes de la
geología de las alturas. El agua encuentra siempre su camino para llegar
a las napas freáticas –prueba es que existen.
Otros
afiliados a Yanacocha dicen que la laguna Perol ya está contaminada y
no sirve para uso humano. Esto no es cierto. Perol es una laguna
prístina en el sentido que nunca ha sido tocada. Se dice cualquier
barbaridad y sin fundamento para influenciar la opinión publica.
Aunque
la laguna contenga minerales que hacen que el agua, directamente de la
laguna, no sea apta para consumo humano y uso agrícola -lo que habría
que comprobar- esta agua no está contaminada.
Estas lagunas son prístinas, no tocadas, y los minerales son naturales
que se acumulan en el agua, como es el caso de muchas lagunas naturales,
sobre todo lagunas en las alturas y en aéreas minerales. No es
contaminación. Una contaminación consistiría de organismos ajenos
viniendo de fuera a ensuciar el agua.
Esta
agua en sí no está destinada, ni pensada para el consumo o uso directo,
sino para que se infiltre en un proceso natural por la tierra
alimentando los acuíferos de abajo, purificándose en su trayecto,
apareciendo purificada en riachuelos, manantiales, en pozos, para
consumo humano y para riego. Una vez contaminada y envenenada arriba en
la cabecera de cuenca, los usuarios de abajo ya no tienen agua limpia.
Por
esta misma razón la Ley de Aguas, antes de su modificación nefasta
entre sus dos votaciones, prohibió la implantación de cualquier complejo
industrial o minero en las cabeceras de cuencas. Para la segunda
votación se invalidó esta cláusula.
El
exministro del Ambiente, Sr. Brack, dijo recién que hay cientos de
minas en el Perú y que 98% de la minería del Perú está implantada en
cabeceras de cuencas, que la economía del Perú depende de la minería.
Está
bien. La mayoría de países en América Latina tienen en sus leyes o
reglamentos de agua una interdicción de implantar industrias o minería
en cabeceras de cuenca, por la simple razón de proteger la ecología,
hidrología y por las consecuencias de contaminación abajo. Se debería
hacer una nueva ley o retomar el texto original del proyecto de Ley de
Aguas, y que este se aplique para el futuro. A la minería existente se
debería aplicar estrictas leyes ambientales para reducir la
contaminación lo más posible con sanciones duras para los infractores.
La
minería en los Andes proviene del virreinato español. Hace 500 años
descubrieron que la riqueza está en los altos andinos. Hasta hoy día se
está explotando este recurso no renovable bajo condiciones
socioambientales lamentables, prácticamente esclavizando los campesinos
trabajadores, sin ningún cambio en medio milenio.
La minería explota un recurso natural no renovable. Este
recurso se agota dentro de un cierto tiempo y deja un terreno desértico
y vacío. El oro de Conga se estima ser agotado en 17 a 19 años. ¿Y
después qué? ¿La población de campesinos convertido en mineros que hará
de sus vidas? Sus tierras estarán destrozadas y contaminadas, lo que
quede de agua estará altamente envenenada, ni apta para el riego.
Hoy,
el producto de la minería está exportado como materia prima, mientras
que se pudiera aplicar maneras de explotación más limpias y –al mismo
tiempo– añadir un valor agregado en un proceso de manufacturación dentro
del Perú, lo que sería a la vez una protección del medio ambiente y una
diversificación industrial que crea empleo y redistribución de los
ingresos. Así, se pudiera poco a poco reducir la pobreza aún aberrante,
llegando a un 80% en la Región de Cajamarca. Recordamos que la reducción
de pobreza es uno de los objetivos principales del actual gobierno.
Esto
se puede hacer en asociación con empresas internacionales que traen la
tecnología, siempre que el Estado peruano se queda con la mayoría de las
acciones.
La
versión oficial para favorecer el proyecto Conga es que se necesitan
los ingresos para financiar los importantes y tan necesitados programas
sociales previstos en la Hoja de Ruta, o el Plan de Gobierno. Este
argumento no vale por varias razones.
La
mina Conga sería operacional en el mejor de los casos solo en dos o
tres años. Los ingresos entrarían a la tesorería del Perú solo varios
años después. En todo caso después del Gobierno actual. Hay otras
alternativas mucho más rápidas y más limpias –sin ningún daño al medio
ambiente– y protegiendo el recurso hídrico tan necesitado en la Costa
del Perú.
La
agricultura y ganadería, especialmente en Cajamarca aún tiene un gran
potencial para explotar. El sector agropecuario tiene un potencial de
redistribución de ingresos muchísima más fuerte que la minería. Pero se
necesita agua, agua que aún hay. La Costa peruana tiene actualmente
alrededor de 1`200,000 ha de terreno preparado para la irrigación, pero
cultiva por año solo unas 700,000 ha a 800,000 ha de los caudales de los
ríos que bajan de los Andes. Conservando el agua y dando el riego una
aplicación más racional y tecnificada, se pudiera aumentar la producción
agrícola en la Costa por 50%, lo que sería una economía más limpia con
productos renovables y con un real potencial de reducir la pobreza.
Según
El Comercio hay una evasión tributaria de 72%. En otras palabras, hoy
la recaudación tributaria es solo 15% del PIB (Chile 25%; Unión Europea
cerca de 35%). Con una reforma tributaria y aplicando los códigos
tributarios por ley y sanciones, el Gobierno actual pudiera aumentar la
recaudación de uno a dos puntos por año, así llegando a una tasa de 22% ó
23% en 5 años, lo que pudiera resultar en un promedio anual de US$ 4 a 6
mil millones de ingresos adicionales, más de lo que contribuirían a la
tesorería del país Conga, Yanacocha y toda la minería de oro junta.
Se
sabe que la mayoría de contratos mineros, incluido y sobre todo
Yanacocha, fueron negociados de manera ilegal por el régimen de
Fujimori-Montesinos, lo que según leyes internacionales da plena
legitimidad a renegociarlos. Hay estudios de abogados internacionales en
los EE UU que están especializados en litigaciones contractuales y que
están actualmente trabajando en países como Ecuador, Paraguay, Bolivia,
Venezuela. ¿Por qué no en el Perú?
¿Por
qué no hacer lo que Chile hace con el cobre, declararlo el pan de
Chile? Hasta hoy día, y a pesar de Pinochet, las minas más grandes,
Codelco y Anaconda, están en manos del Estado. ¿Porque no declarar el
oro el pan del Perú?
De
todas maneras hay varias alternativas limpias y muy viables al proyecto
Conga para recaudar los fondos necesarios para realizar los programas
sociales tan necesitados. Conga no se debe hacer.
El agua es vida. La vida vale más que el oro.
—
*
Peter Koenig es economista y especialista en recursos hídricos. Trabajó
en el Banco Mundial durante 30 años, alrededor del mundo, una gran
parte en el Perú y en otros países de América Latina en el ámbito de
recursos hídricos y medio ambiente.
SERVINDI: http://servindi.org/actualidad/58398
No hay comentarios:
Publicar un comentario