“ Caudillo, tatúate en la piel lo
que prometas”. (Caudillo, Ricardo Arjona).
Laguna El Perol. |
Ollanta tenía dos opciones para
elegir cuando ganó las elecciones: o cumplir con lo prometido a los pueblos en
lucha contra el neoliberalismo o dejarse secuestrar por la derecha y gobernar
con el programa que fue derrotado en las elecciones. Lamentablemente ha elegido
a todas luces lo segundo. Desde la continuación de los programas de
erradicación compulsiva contra el campesinado cocalero, grupo humano que lo
apoyó como nadie, y ahora yendo contra su palabra en campaña de respetar la
decisión de los pueblos en contra de la minería que destruye el medio ambiente,
no industrializa, explota al trabajador y se niega a compartir los dulces de la
piñata, reprimiendo a las mayorías que se oponen a esta barbaridad saqueadora
que continúa con la ligazón colonial de ver al Perú como un dispensario de
materias primas, minerales sobre todo.
Y con eso nos dice que aquí se le
dará impunidad a los contratos mafiosos que entregan las riquezas del Perú al
mejor postor, que previa aceitada a los corruptos de todos los tiempos,
pretenden que nos demos por vencidos a la tarea de la oligarquía entreguista.
Para esto copian también la
estrategia de los gobiernos que lo antecedieron, cargando con muertos, heridos,
encarcelados y procesados por cientos. No escuchan a las comunidades afectadas
ni dan soluciones a los conflictos, tranzan con las trasnacionales, y cuando
estalla el conflicto mandan a reprimir.
Ya que esto no resulta mandan a “comisiones de alto nivel” (que terminan
huyendo) a mecer a los pobladores para
luego reprimir con más fiereza. Firman, para salir del paso, papelitos llenos
de promesas que luego desconocerán y la bomba de tiempo comienza a correr
nuevamente, hasta estallar.
El gran problema para este
gobierno, si no quiere terminar peor que los anteriores, es que no hay más
salida para la paz social que cambiar el modelo económico, tal como el mismo
Ollanta entendió y prometió durante toda la campaña. El Perú bajo esta
Constitución mafiosa permite que el
gobierno pueda rematar las riquezas donde y cuando quieran sin consultar a
nadie. La ley de Consulta previa tampoco alcanza para las comunidades pues no
es vinculante y sólo sirve para medir la temperatura de los pueblos frente a la
gran inversión, pero al final la decisión termina siendo gubernamental. Pero,
además, lo ya concesionado no puede ser consultado, la ley no es retroactiva y
ésta con mucha suerte estará reglamentada para enero; mientras tanto el
Ministerio de Energía y Minas sigue promocionando y negociando lotes por todo
el Perú.
Y como colmo de los males frente
a la minería trasnacional el Perú ha firmado el TLC con los norteamericanos que
pone de rodillas al Estado frente a las querencias de las mineras. Ahí el
Estado está obligado a entregar los lotes que necesite el mercado. Ahí el Estado
no puede poner trabas medioambientales, ni obligarlas a pagar impuestos reales,
ni sobreganancias, ni leyes laborales que cuiden al obrero. Ahí, en este
tratado que por ser de carácter internacional la Constitución nos obliga a acatar sin chistar, si al Estado
se le ocurre no dar las concesiones mineras y de hidrocarburos está obligado a
pagar lo que las trasnacionales crean que perdieron por la inversión que no
realizaron. Súmenle a eso la gran cantidad de Otorongos que sus campañas fueron
financiadas por las mineras y el cuadro queda completo. Se seguirá rematando y
Ollanta bailará Conga tal y como ha declarado con respecto al Proyecto que
genera problemas en Cajamarca.
Les dejo aquí dos enlaces para
que puedan ver las concesiones mineras y de hidrocarburos que el Estado ha
entregado, promociona o está negociando en la actualidad. Son, en el caso de
las mineras, casi 20 millones de hectáreas y algo similar en cuanto a
hidrocarburos, no salvándose ni el mar, ni costa, sierra o selva, ni Lima ni
ninguna capital de departamento. Les pido que hagan el ejercicio de sobreponer
un mapa sobre el otro y verán que tendremos que irnos a vivir la Luna pues no queda nada para otra
actividad.
El plan de la derecha peruana se
va cumpliendo metro a metro.
Secuestraron el gobierno, se viene aplicando el programa saqueador y le dejan a
Humala, para que se sienta “progre”, la aplicación de los nuevos programas
sociales y declaraciones de solidaridad internacional con causas justas. Y mientras
eso sucede, esos mismos que aplauden la continuación del modelo que desangra al
país y lo empobrece, hablan de desgobierno. Quieren la cabeza de Humala para
volver a las andadas de los últimos 20 años, pues no les gusta ser actores
secundarios en el remate del país, sino figuras principales de la película del
abuso.
Y que no nos vengan los que se
acomodaron al Gobierno, pero se desacomodaron con su conciencia, de que esto
recién empieza y que hay que esperar, porque esa canción el pueblo se la sabe
de memoria. El pueblo tiene 5 siglos de
espera y el hambre, la miseria, la explotación y el abuso han logrado que ya no
se le crea a nadie.
Los gobiernos son lo que aplican
en el día a día, y aquí Ollanta prometiendo que nada va a cambiar y que se respetará
la Constitución que no respeta a los peruanos y asegurando la continuidad de
los contratos lesivos para las mayorías que generan la conflictividad, se pone
en el bando de los que derrotamos las pasadas elecciones. Si así sigue,
gobernando como si fuera PPK, que no se queje que los cambios se den con él, a
pesar de él o con la cabeza de él.
Hasta la Victoria Siempre.
Guillermo Bermejo Rojas
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