Roger Antonio Muro Guardian.
Al cumplir el régimen de Ollanta
Humala sus primeros 100 al frente del manejo del Estado, manifestamos mas o
menos lo siguiente:
“…La hegemonía del neoliberalismo
está llegando su fin, y la historia se abre a nuevos cauces de esperanza: estamos
frente a una dimensión mayor y extrema de la crisis de las ideas dominantes.
Cuya contradicción se expresa:hegemonía de los mercados versus soberanía de los
pueblos…” “…Y que frente a la crisis del sistema mundo capitalista, los pueblos
constituyen la alternativa histórica a esta civilización neoliberal…”
En este contexto, la situación
mundial marca el comienzo del fin del sistema mundo capitalista, cuyos signos
comenzaron el 2000 con el alumbramiento de la Revolución Bolivariana en
Venezuela, la irrupción de los pueblos indígenas en la República Plurinacional de Bolivia, la
Revolución Ciudadana en Ecuador, y los gobiernos progresistas en Brasil,
Argentina, Uruguay, Paraguay, el retorno al Gobierno del Frente Sandinista en
Nicaragua, la llegada al Gobierno del Frente Farabundo Martí en El Salvador.
Los procesos de la Primavera Democrática de los pueblos árabes en el norte de
África; frente a longevas dictaduras.
El Triunfo electoral del
Presidente Ollanta Humala en el Perú, desde el punto de vista del sentido del
voto ciudadano, se ubicaba en esta corriente de cambios que vive nuestra patria
Grande Latina, Caribeña e Indígena.
Perú entre la ruptura y la
continuidad.
En el Perú hirviente de hoy,
mescolanza del morir y el amanecer, nos encontramos, ante una oportunidad
histórica para impulsar y construir desde los pueblos, los trabajadores y los
habitantes; la gran transformación social que nuestra patria demanda. El
sentido del voto ciudadano y de los pueblos por el cambio, fue clarísimo,
derrotando de esta manera a las fuerzas reaccionarias y conservadoras de la
derecha política y económica neoliberal.
El nuevo periodo político marcado
por las aspiraciones de cambios profundos por parte de millones de peruanos y
peruanas, y las pretensiones de la oligarquía nativa de continuismo neoliberal.
Manifestamos, entonces también que “Horas de definiciones estratégicas están en
pleno curso; en una palabra estamos frente un momento de ruptura; cuya
contradicción fundamental es la disputa de la orientación del régimen:
desarrollismo extractivista capitalista con inclusión social versus la
Soberanía de Los Pueblos y el Buen Vivir…”
Asimismo manifestamos:
“…Por otro lado, el conflicto con
la minera Yanacocha en Cajamarca, están colocando al gobierno en una situación
de definiciones políticas, o hace respetar los derechos de las comunidades en
defensa de la vida y la agricultura o termina defendiendo la gran inversión
minera…”
Luego de los anuncios hechos
públicos ayer por el Jefe de Estado, sobre la continuidad del proyecto minero
CONGA Yanacocha; ya no deben cavernos
dudas respecto de la definición de la orientación del gobierno a favor del gran
capital transnacional.
Por lo tanto, a luz del sentido
del voto ciudadano por el cambio, debemos juzgar el accionar del régimen de
Ollanta Humala, autodenominado “Gobierno de Concertación Nacional”, que para
nosotros en el FRENVIDAS, a diferencia
de otros sectores, el régimen de Ollanta Humala; no es un gobierno de izquierda
ni mucho menos popular; sino, un gobierno a favor de la continuidad neoliberal,
con un ropaje seudo nacionalista moderado.
Veamos el cuadro de situación; el
régimen ha inaugurado un estilo de gobierno que ha priorizado buenas relaciones
con los representantes del gran capital, cuya táctica es la negociación antes
que la imposición de la fuerza, es decir, sin revisar contratos ni nada que
espante a los empresarios, buscando el pago de la mayor cantidad posible de
impuestos. El gravamen minero es el portaestandarte en esta política; cuyo
sustento programático es la hoja de ruta de la segunda vuelta. La manera como
se están negociando los casos: de la deuda tributaria y contrato de renovación
de Telefónica, el Consorcio del Gas de Camisea; y la definición a favor del
proyecto minero CONGA de Yanacocha;
marcan el fin de la luna de miel de las expectativas de la gran transformación
prometida durante la campaña electoral.
Este estilo de gobierno habla a
las claras de su opción por la continuidad del crecimiento económico agregándole
inclusión social. El dilema que se le ha presentado al gobierno, inmediatamente
cumplir los 100 días, se refiere a las enormes expectativas de los pueblos por
cambiar el modelo neoliberales, expresadas en estas horas en los conflictos
mineros en Cajamarca, Apurímac Ancash, Tacna, Arequipa y otras regiones con
problemas con la minería. Situación que
de seguro se va extender con los conflictos socioambientales, latentes en la
amazonia peruana. Donde existen 52 megaproyectos de inversión en hidrocarburos,
energía, carreteras, hidrobias, etc. Es decir, no creemos que el “estilo
Humala” baste para atender las demandas sociales embalsadas por el
neoliberalismo durante 20 años (1990-2011) y contra el cual los pueblos se
pronunciaron en las urnas. Recordemos que el verdadero voto orgánico por el
cambio real, se dio en la primera vuelta, que si bien representa nominalmente
el 31% del electorado; sin embargo territorialmente abarca 19 regiones de 26,
es decir poco más del 75% del territorio nacional. Correspondiente a la geografía de los focos de tensión de los
conflictos socioambientales existentes en el país.
La tesis de realizar cambios moderados,
recortados y focalizados según los programas sociales del Banco Mundial, no va
a permitirle al “estilo Humala”; una adhesión social sólida y de largo plazo.
El dilema se acaba de dilucidar.
En realidad los 100 días del
“estilo Humala”, se evaporaron en horas del conflicto minero CONGA: que no solo
nos dejan un saborcito amargo del programa primigenio de Ollanta Humala; sino
que surgen una serie de interrogantes, que giran alrededor de ¿Asamblea
Constituyente para nueva constitución? ¿qué pasa con los contratos de
estabilidad jurídica? ¿Qué pasará con las concesiones de puertos y empresas
estratégicas?. Preguntas que han sido despejadas en dia de ayer en conferencia
de prensa por el propio Presidente Olanta Humala, al manifestar que CONGA va,
que se respetará el “estado de derecho y los compromisos suscritos con las
empresas transnacionales no se tocaran. Es decir cuestiones esenciales para el
desmontaje del régimen neoliberal impuesto hace 20 años por la mafia del
fujimorato y continuado por Toledo y Garcia. Constituyen temas de la agenda
directa que queda en manos de los pueblos y los movimientos sociales.
Todo esto nos demuestra que si
queremos derrotar a las fuerzas reaccionarias del gran capital neoliberal y
socio el “estilo Humala”, tenemos que cerrar filas en torno al sentido del voto
ciudadano por el cambio especialmente
del 31% de la primera vuelta, que representó la contradicción continuismo
neoliberal vs cambio social democrático. No hay espacios para posiciones light
o neutras, no hay virginidad política que cuidar, el país continua polarizado y
debemos actuar en consecuencia. Lo ocurridos en sector Cultura con la
destitución de la señorita Irigoyen de
la jefatura del INDEPA y la subsiguiente destitución del Viceministro de
Interculturalidad Vicente Otta, muestra a las claras el poder del lobby de
PLUSPETROL, y con la CONGA de Yanacocha, están mostrando el enorme poder que
sobre el régimen; tienen la CONFIEP y la Sociedad de Minería, Petróleo y
Energía. los conflictos con la minería, colocan la contradicción: o hace
respetar los derechos de las comunidades en defensa de la vida y la agricultura
versus la defensa la gran inversión minera.
Los problemas tácticos a encarar.
Hemos ingresado a un nuevo
momento del período político, el cual lo definimos, como un periodo peculiar de
transito hacia una situación de transformación social, es decir, estamos ante un
momento de ruptura, en el centro está la disputa el modelo de desarrollo del
país y sociedad plurinacional que aspiran los pueblos; cuya contradicción
fundamental es: desarrollismo extractivista capitalista con inclusión social
versus la Soberanía de Los Pueblos y el Buen Vivir. Las tendencias y tensiones
han empezado a desenvolverse en un contexto de combinación de diversas formas
de lucha: incidencia política, las luchas sociales directas. La orientación
táctica a seguir, desde nuestro punto de vista debe girar alrededor de los
siguientes ejes: a)acelerar la construcción de los instrumentos fundamentales,
para encarar con éxito el desenlace, esto es: Dirección Política Integral,
b)referente social, impulsando la articulación y movilización de los pueblos en
torno al sentido del voto popular por cambio social; c)abrir el proceso
constituyente por nueva constitución.
Las luchas sociales en curso,
tienen como mayor significado, proyectarse como una disputa programática, es
decir por colocar sobre la mesa temas que para resolverse definitivamente
requieren el compromiso del nuevo gobierno de cumplir con la promesa electoral
empeñada, y no una adaptación al sistema de poder neoliberal vigente. Ser
conscientes que lo que estamos buscando en esta etapa, es terminar de voltear la correlación de fuerzas
que viene en lo esencial desde la década de los 90; y desde esta perspectiva,
forjar un escenario político con las masas a la ofensiva y con voluntad de
poder.
Asumir, que por las condiciones
que se presentan en la actual coyuntura no estamos ante un mero episodio de
luchas sociales; caminamos hacia un escenario de disputa por el poder; los
factores de subjetivos están en pleno proceso de ebullición; lo que significa
que va a ser una etapa bien compleja; para la que debemos prepararnos
integralmente; retomando la iniciativa política, colocando el giro del voto
ciudadano por el cambio como el eje de la orientación táctica.
Aquí la consigna es, frente al
mercado y Estado mas sociedad, es decir necesitamos cambiar el eje de la
política pro Estado por una lógica política de soberanía popular; esto es,
forjar el poder de los pueblos y los movimientos sociales, una verdadera
revolución copernicana. El futuro del Perú se encuentra en manos de los
pueblos, los ciudadanos y ciudadanas, trabajadores y habitantes; que tendrán
que constituirse en el bloque histórico alternativo, capaz de articular las
legítimas aspiraciones de cambio de la sociedad y los anhelos de liberación de
los oprimidos, para construir un nuevo orden social Plurinacional e
intercultural.
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