Por: Luis Bravo Villarán.
Los extremistas de derecha pugnan
por que el gobierno implemente a sangre y fuego el proyecto Conga y otros
similares en el Perú. Para ellos, en su visión, no es posible que el pueblo,
unos indios mal vestidos y poco entendidos en minería y economía vengan a
decir, como el perro del hortelano, que sus tierras van a quedar improductivas
y que no van a tener agua limpia que tomar. A ellos no les interesa la
destrucción y secuelas que quedan en la población y en el medio ambiente, sólo
les interesa sacar el mineral, venderlo y atesorar las ganancias. Para los
extremistas de derecha, todos aquellos que defiendan la vida de la población,
la economía de la población, la producción de alimentos sanos, el
abastecimiento de agua limpia, el equilibrio del medio ambiente y el pago de
impuestos provechosos para el Tesoro Público, son tildados de extremistas de
izquierda.
Siempre es bueno recordar que el
ser humano no sólo es cuerpo, también es alma. Esos extremistas de
derecha, corazón peruano no tienen. En sus sentimientos son igual que el
capital, no tienen patria ni bandera. Y ante los demás, sus próximos, no tienen
escrúpulos ni consideraciones, los pisotean en busca de sus beneficios y en
provecho de sus intereses.
Me parece que el gobierno tiene
que comenzar a ensayar la práctica de buscar el punto de equilibrio entre los
intereses de la población y los intereses de las inversiones que mediante
convenios o contratos han sido dejados como herencia por Fujimori, Toledo y
García (los apristas saben que ellos son los culpables de la mayor parte de
estos conflictos que ahora se están presentando y por eso están calladitos). En
ese sentido, el gobierno debería comenzar por aplicar la legislación peruana
que dice que no se puede hacer minería en las cabeceras de cuenca y que se debe
respetar el medio ambiente. Recordar que lo más importante del medio ambiente
son los habitantes, en este caso los peruanos, por ello, mientras no se tenga
garantizada la agricultura, el abastecimiento de agua no contaminada para
cultivos y personas, la no desaparición de lagunas, etc., no pueden empezar
esos nuevos proyectos y los que ya están en producción tienen que comenzar a
readecuarse a este tipo de requerimientos del punto de equilibrio, amén del
incremento del impuesto y de la compra de oro por el Estado Peruano para
atesorarlo no en bancos extranjeros, que va a ser codiciado por esos países,
como lo sucedido a Gadafi, sino en bancos peruanos.
Por ahora, me parece que la clave
es, no a la minería en las cabeceras de cuenca. En otras palabras, no va Conga.
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